Jean Gautier, entrega mediante esta obra su mirada a la noche, el sitio donde no hay esperanza que nos salve de la penimbra, y así poder mirar desde el suelo la crudeza humana y las siluetas que dejan las ausencias.
Los pasos de Jean, recorren estas historias silenciadas por el tiempo, rostros que se evitan para oscurecer la pérdida y pintarla así de soledad.
En esta oscuridad que los versos de Jean Gautier habitan, se logran reconocer su propio silencio: un nocturno visceral que regresa a aquella noche oscura para acechar, desde allí, todo aquello que también merece la pena jamás olvidar.
Sebastián Arroy Juárez