En 1907, en un sanatorio emplazado a las afueras de Buenos Aires, un grupo de doctores participa de un experimento desmedido y perturbador: guillotinar pacientes con la intención de registrar la experiencia de muerte; al tiempo que desean y disputan por la atención de la jefa de enfermeras.
Un siglo después, un antes niño prodigio, y ahora afamado artista contemporáneo, ensaya obsesivamente los límites de lo monstruoso, empleando su propio cuerpo –y el de otros– como objetos de experimentación estética.
¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por el deseo de trascendencia? ¿Qué valor le otorga cada época al cuerpo? La comemadre, primera novela del autor, ensaya esa obsesiva circularidad del testimonio de la humanidad y su sello impreso, el horror, en los engranes de lo cotidiano.